miércoles, 2 de febrero de 2011

¿Adiós al Papanicolaou?

La literatura científica reciente reporta los resultados del uso de una nueva prueba de detección temprana de lesiones precancerosas –VPH-ADN o captura de híbridos–, basada en las cepas del virus del papiloma humano (VPH) de alto riesgo. Tiene mayor sensibilidad que el Papanicolaou, pero es menos específica. Por ello, a las mujeres positivas en VPH-ADN se les debe aplicar el Papanicolaou, pues detecta los casos reales y descarta los falsos positivos.

Los estudios parten de la premisa de que existen condiciones de atención y seguimiento adecuados y que la toma y lectura del Papanicolaou son de calidad. Los más importantes parecen tener solvencia científica y ética, aunque otros no satisfacen los estándares éticos de imparcialidad respecto de los intereses económicos involucrados.

Estos hallazgos han llevado a un cambio en el Programa de Cáncer Cérvico-Uterino (PCaCU), según se reporta en varias partes del país. Se dejó de hacer ambas pruebas simultáneamente y ahora a las mujeres de 35 a 64 años sólo se les practica el Papanicolaou cuando resultan positivas en la prueba VPH-ADN.

Al personal de salud, con justa razón, le preocupa el cambio porque interrumpe un programa instaurado sólidamente y aceptado. El nuevo procedimiento es además violatorio de la Norma Oficial (014-SSA2-1994, modificada en 2007) que establece que el nuevo examen sólo es complementario.

El Papanicolaou, junto con un descenso en la paridad, llevó a un decremento en 43 por ciento de la mortalidad por cáncer cérvico uterino (CaCU) entre 1990 y 2009, pero la disminución es desigual, pues varía conforme la condición socio-económica y lugar de residencia (Cancer Epidemiol Biomarkers Prev, 2008; 17:2808-2817).

El estudio también encuentra que en México el Papanicolau con frecuencia tiene fallas graves en la toma de la muestra y en la interpretación. Los datos oficiales reportan una cobertura anual de esta prueba del orden del 25 por ciento, cuando se requiere un mínimo de 35 por ciento de la población femenina mayor a 25 años. Son datos importantes para analizar el posible impacto del cambio de facto en el Programa de Cáncer Cérvico-Uterino que privilegia la prueba de VPH-ADN sobre el Papanicolaou.

Es un error pensar que el trabajo científico se agota en el descubrimiento y la comprobación de la eficacia de una nueva tecnología diagnóstica, como es el VPH-ADN. Para que tenga impacto real es crucial planear y evaluar la estrategia de aplicación práctica del descubrimiento, lo cual requiere conocimiento científico de carácter social.

¿Adiós al Papanicolaou?

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